La amenaza de aborto, como su nombre indica, es una alerta de que podría tener lugar un aborto en el transcurso del embarazo. Por su parte, un aborto se define como la interrupción y finalización de la gesta de forma prematura.
La amenaza de aborto suele ocurrir antes de las 20 semanas de gestación. Aunque en algunos casos puede quedarse simplemente en una incidencia y que el embarazo siga adelante en condiciones normales, en muchos otros casos sí concluye como un aborto completo.
Por eso es fundamental reconocer los signos y síntomas de este problema. Así que en este artículo encontrarás todo lo que debes saber sobre la amenaza de aborto.
¿Qué es una amenaza de aborto?
La amenaza de aborto es una alerta. Tal y como explica un artículo de Reproducción Asistida, esta amenaza sugiere que puede tener lugar un aborto espontáneo de manera inminente.
El aborto espontáneo se produce de forma involuntaria. Es decir, sin que haya ninguna intervención que lo provoque. Por desgracia, es una situación bastante frecuente.
Se estima que tiene lugar en el 15 % de todos los embarazos, de acuerdo a información epidemiológica.
Aunque en muchos casos no se determina la causa exacta, sí se sabe que hay ciertos factores que aumentan el riesgo de aborto. Por ejemplo, la edad. A medida que una mujer envejece, es más alta la probabilidad de sufrir un aborto espontáneo.
No obstante, la amenaza de aborto no tiene por qué culminar en aborto como tal. Sin embargo, es una situación que debe ser atendida de forma urgente para tratar de evitar ese desenlace.
¿Cuáles son los síntomas asociados?
La amenaza de aborto se manifiesta con una serie de síntomas muy variados que es importante identificar. No siempre culmina en aborto.
Según explica un artículo de Stat Pearls, el síntoma más frecuente es la hemorragia vaginal. Puede ser un sangrado más o menos abundante, que incluye o no coágulos. Aparece antes de las 20 semanas de gesta.
En muchas ocasiones, el sangrado procede de hematomas dentro del útero. Estos hematomas pueden provocar que la placenta se desprenda de las paredes uterinas. De acuerdo a un estudio de 2014, el riesgo es notorio en los embarazos de menos de 20 semanas, pero luego, los hematomas parecen no afectar los resultados del parto.
Otro signo muy común es el dolor. Suele aparecer en la parte baja del abdomen y se asemeja a los dolores menstruales. Muchas mujeres también experimentan dolor en la zona lumbar, que se acompaña de pinchazos.
En la amenaza de aborto, el cuello uterino se mantiene cerrado y el feto aún sigue vivo dentro del útero. Como tiene lugar en el primer trimestre de la gestación, es posible que los síntomas típicos del embarazo se mitiguen o desaparezcan.
La amenaza de aborto puede conllevar complicaciones serias, además del aborto espontáneo como tal. Es posible que, si el sangrado ha sido importante, aparezca anemia. También aumenta el riesgo de infección en la madre.
Causas de la amenaza de aborto
La amenaza de aborto, al igual que el aborto espontáneo, puede tener múltiples causas. Es un problema multifactorial, en el cual influyen variados aspectos.
El aborto en sí puede producirse tanto por causas maternas como por alteraciones placentarias o fetales.
Según explica el Manual MSD, dentro de las causas maternas encontramos las anomalías uterinas o del cuello del útero. Por ejemplo, una de las más relevantes es la insuficiencia cervical. Consiste en que el cuello del útero no consigue mantenerse cerrado y se dilata en etapas tempranas de la gestación.
También puede deberse a pólipos, tejido cicatricial o miomas en la cavidad uterina. Las madres que sufren patologías crónicas, como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial o los trastornos de tiroides, tienen más riesgo de sufrir un aborto.
Del mismo modo, el síndrome antifosfolipídico se considera otra de las causas más comunes de aborto. Sobre todo, de abortos recurrentes después de las 10 semanas de embarazo.
Otras causas de amenaza de aborto son las siguientes:
- Anomalías cromosómicas del feto. Aproximadamente, un 80 % de los abortos espontáneos durante las primeras semanas se deben a la aneuploidia.
- Trastornos de la placenta, como una implantación inadecuada.
- Malformaciones anatómicas del feto.
Lea la nota completa en Mejor con Salud
Síguenos en Telegram, Instagram y Twitter para recibir en directo todas nuestras actualizaciones