Todos los días escuchamos alguna referencia al cambio climático y a la polución. Sin embargo, fenómenos como la contaminación acústica son menos conocidos.
Esta se produce cuando el nivel de ruido supera los 65 decibelios de una manera continuada. Aunque nos parezca inverosímil, estar expuesto a una situación como esta durante cierto tiempo puede provocar enfermedades muy serias.
A pesar de ello, no se toman medidas para que las grandes ciudades bajen sus cifras en este ámbito.
Entre los elementos que generan este problema encontramos:
- Las calles llenas de coches
- Los soportes publicitarios audiovisuales, cada vez más habituales en las urbes
- Las obras
Así, cuanto mayor es el desarrollo económico de un lugar, más proclive es a sufrirla.
Resulta llamativo que acabar con la contaminación acústica no sea un punto prioritario en el diseño de las ciudades. Es posible que el origen de esta situación esté en la falta de información por parte de la ciudadanía. Por ello, creemos conveniente que conozcas sus efectos en nuestro cuerpo.
¿Cuáles son las consecuencias de la contaminación acústica?
1. Pérdida de audición
Cuando nos ponemos los auriculares a un volumen muy alto, siempre hay alguien que nos recuerda lo perjudicial que resulta para nuestros oídos. Sucede algo similar con el exceso de ruido.
No obstante, encontrarse este en la calle, no somos conscientes de hasta qué punto nos molesta. De este modo, con el paso del tiempo vamos minando nuestra capacidad para oír. Su severidad puede llegar al punto de padecer sordera sin razón aparente.
Por otra parte, también hay quien padece de zumbidos crónicos. Un buen día, comienzan a escuchar un pitido interior del que no pueden deshacerse.
2. Ansiedad
Por un lado, la contaminación acústica dificulta el descanso. Como sabes, dicha carencia ocasiona falta de concentración, por lo que nos cuesta hacer nuestro trabajo con normalidad.
Esta circunstancia trae consigo un malestar y una frustración que desencadenan un episodio de ansiedad aislado, así como un cuadro patológico prolongado.
Por otro lado, ¿te imaginas qué debe sentir alguien que no conozca el silencio? Es lo que le sobreviene a quien soporta a diario los zumbidos de los hablábamos antes ya que, con esa circunstancia, el reposo es aún más complicado.
3. Presión arterial alta
La crispación sube la tensión arterial. Por tanto, si mantenemos el estrés durante mucho tiempo, este puede convertirse en esta dolencia.
Asimismo, es capaz de ponernos en riesgo de accidentes cerebrovasculares. De hecho, la cantidad de muertes prematuras relacionadas con la contaminación acústica es considerable.
4. Deterioro de las relaciones personales
La ansiedad nos sume en un estado de susceptibilidad que daña nuestras relaciones personales. Cualquier cosa nos molesta, por lo que tendemos a contestar de manera agresiva o nos ponemos a la defensiva.
Además de esto, también deseamos refugiarnos en la tranquilidad de nuestro hogar, por lo que compartimos menos tiempo con los amigos y los familiares.
Todo ello se da sin que tengamos conciencia de que el origen de nuestro mal está en el ruido, cuestión que imposibilita que podamos comunicar por qué nos encontramos de ese modo.
5. Depresión
Junto con las enfermedades cardiovasculares, es el padecimiento más extremo. Se trata de la consecuencia directa del estrés y el aislamiento.
La desconexión con los demás, así como la sensación de soledad y de pérdida de control sobre uno mismo suelen ser la antesala de la depresión.
Cuando el trastorno se presenta bajo estas circunstancias, es muy difícil de tratar, ya que la contaminación acústica no depende de nosotros. Por si esto fuera poco, es habitual que los terapeutas detecten la intervención de este factor en el germen de la afección.
Como ves, no estamos hablando de un asunto baladí. La incidencia en nuestra salud es muy significativa. No obstante, la contaminación acústica presenta la ventaja de que sus consecuencias en el ambiente no son acumulativas, por lo que cada acción para eliminarla cuenta.
De hecho, supone una mejora sustancial en la calidad de vida de la gente. En este sentido, es muy importante que conozcamos su existencia, para ponernos manos a la obra y solucionar lo que sea posible como individuos, así como de manera colectiva.
Con información de Mejor con Salud
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