Los combates seguían causando estragos el martes en Jartún, la capital de Sudán, pese a la tregua de una semana iniciada ayer, acordada entre el Ejército y los paramilitares.
Justo después de que empezara la tregua el lunes, varios habitantes de Jartún ya informaron de que los combates y los bombardeos aéreos no cesaban.
Los mediadores de la tregua, Riad y Washington, aseguraron que se establecería «un mecanismo de vigilancia del alto el fuego» con representantes de los dos bandos y de Estados Unidos y Arabia Saudita.
Ambos bandos, dispuestos a respetar el alto el fuego
Desde el 15 de abril, la guerra entre el Ejército, dirigido por el general Abdel Fatah al Burhan, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), lideradas por el general Mohamed Hamdan Daglo, ha dejado un millar de muertos en este país, uno de los más empobrecidos del mundo, y más de un millón de desplazados y refugiados.
Ambos bandos se habían mostrado dispuestos a respetar el alto el fuego, pero el lunes la ONU denunció «combates y movimientos de tropas, pese a que los dos bandos se comprometieron a no intentar sacar ventaja militar antes de que la tregua entrase en vigor».
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