22 de noviembre de 2024 12:41 PM

La hipertensión, un factor clave en el desarrollo de infartos e ictus

La hipertensión arterial es el factor de riesgo cardiovascular más frecuente, con una prevalencia superior al 40% en la población de más de 35 años. Según la Organización Mundial de la Salud, es la primera causa de muerte en el mundo. El problema se debe a que el propio ciudadano hipertenso desconoce la enfermedad, aunque también contribuye la escasa adherencia al tratamiento. Más de mil millones de personas en el mundo sufren hipertensión.

Se estima que este año morirán cerca de 20 millones de personas en el mundo por infarto y accidentes cerebrovasculares y el 40% de los afectados por infarto no llegan con vida al hospital.

El Dr. Manuel de la Peña, presidente del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social y profesor de cardiología, subraya que, como suele ser asintomática, «los ciudadanos no se sienten vulnerables», además el 50% de los hipertensos no recibe tratamiento, tan solo el 16% de los pacientes está bien controlado y una hipertensión mal controlada de forma sostenida provoca infartos e ictus. Para el abordaje terapéutico del paciente hipertenso, se están obteniendo buenos resultados clínicos con terapias combinadas, es decir, píldoras que contienen 2-3 principios activos. Por ello, es preciso ajustar la estrategia de tratamiento para intentar conseguir cifras óptimas inferiores a 130/80 mmHg.

Además, que en ella influye la edad. Con el transcurso de los años, el número de fibras de colágeno en las paredes arteriales aumenta, con lo que los vasos sanguíneos se vuelven más rígidos. Esta reducción de la elasticidad provoca el estrechamiento del área seccional, con lo que se crea resistencia al flujo sanguíneo y, como consecuencia compensadora, un aumento de la presión arterial. Es un trastorno con un gran componente genético, ya que se han estudiado más de 50 genes que podrían estar involucrados.

Los cambios en el estilo de vida que reducen la presión arterial son, entre otros: la reducción de peso, la restricción del consumo de sal, especialmente en pacientes sal-sensibles (el 70% de los hipertensos son sensibles a la sal), la dieta cardiosaludable, evitar el tabaco y alcohol y realizar actividad física, todas ellas medidas que mejoran las cifras tensionales.

Las crisis hipertensivas frecuentes con valores de 180/110 mmHg pueden provocar daños cerebrales, cardiacos o microvasculares. Los pacientes con episodios de crisis corren un riesgo superior al 50% con respecto a pacientes con su hipertensión controlada.

De la Peña señala que, en la hipertensión refractaria, el tratamiento más innovador es la denervación renal, cuyos candidatos son pacientes que toman 3-4 píldoras. Es un procedimiento de ablación que se realiza por cateterismo vía femoral, mínimamente invasivo. Implica la interrupción de los nervios simpáticos renales, ya que la arteria renal está rodeada de fibras nerviosas. Con la denervación renal se obtienen buenos resultados clínicos y también es una buena opción en pacientes con mala adherencia a los tratamientos o que tienen alto riesgo cardiovascular.

Con información de OKDiario

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