22 de noviembre de 2024 5:52 PM

Freddy Marcano: El escenario presidencial

El torneo presidencial comenzó con 50 nombres de la oposición que lejos de aumentar, ha disminuido más de lo que se pensaba. Sobre todo porque se pensaba que un muy buen número de ellos trataría de entenderse con el gobierno por debajo de cuerda, como si esto fuese tan fácil hoy día. Sencillito: no alcanza para repartir a todos, de modo que tienen que fajarse  para gozar de la atención y los favores oficiales, compitiendo por el bono navideño. Sin embargo, hay un fenómeno que los “especialistas” (ociosos opinadores de oficio y sociólogos de la política que aún leen a Duverger) tardarán en comentar. Y no es otro que el de la incursión en la carrera presidencial de Tamara Adrián. ¿Y en qué consiste ese fenómeno?

En primer lugar, que ella, militante de Voluntad Popular, ha decidido lanzarse. Antes pertenecer a cualquier partido político implicaba seguir un bloque disciplinado en el que todos apostaban por el candidato presidencial en la idea de ganar-ganar. A pesar de las diferencias internas que pudieran haber, nadie o muy pocos, se atrevía a lanzarse aparte porque, mal que bien, los partidos debían cumplir con todas las previsiones estatutarias para seleccionar al candidato presidencial de una manera PÚBLICA Y NOTORIA, esto es, con presencia de la prensa, de la militancia, tratándose de una convención nacional o de las elecciones de base, como lo acostumbró AD por mucho tiempo.

Ejemplo de este modelo fue Luis Herrera Campins, quien perdió la consulta de los delegados para ese fin en 1973 y, después, ganó la convención nacional en 1978 y, además, la Presidencia de la República. Otro tanto, pasó con Lusinchi y su poder de base en 1978, quien volvió como abanderado de AD en 1983 para alcanzar a Miraflores. Estos dos ejemplos requirieron la participación del partido en todo y su más profundo sentido. Absolutamente, ningún candidato, NINGUNO, ha sido elegido por su partido. Y suponemos que Tamara Adrián hubiese deseado medirse, internamente, en Voluntad Popular como abanderada, pero ocurre  que la mayor presunción es la candidatura de Juan Guaidó como el candidato del partido naranja, tan inhabilitado como Leopoldo López, quien –por cierto, haciéndose eco del reclamo que muchos hacen– ni siquiera comparte un café con los exiliados de Madrid donde habita tan distante y encopetadamente.

En segundo lugar, ha habido  candidatas presidenciales, así en plural. Por ejemplo, la muy respetada Ismenia Villalba, lo fue aunque ya URD no era la organización de antes, otrora fuerte y poderosa: y, en este siglo, María Bolívar … (me ahorro los comentarios). En estos momentos, existen tres mujeres: dos muy feministas, ampliamente conocida una, batalladora e incansable, como María Corina Machado; la otra que apenas se está dando a conocer, integrante de la Asamblea Nacional a partir de 2015, como Delsa Solórzano; y, finalmente, Tamara Adrián. Y califiquémosla de mujer, respetando profundamente lo que ella dice de sí misma, porque está muy a tono con el movimiento del LGBTQ, cada día creciente en nuestro país, y que, desde España, lanzan un sinfín de desafíos que en el presente ignora nuestro país. Esto tiene una significación importante, porque María Corina y Tamara prometen darle otra dinámica a las primarias, si es que las hay. Y, aunque, personalmente, todavía no decido mi definitiva opción presidencial, es necesario reconocer que ambas se mueven y piensan muy bien.

En tercer lugar, aunque no se trata de una competencia académica, un concurso de credenciales u oposición, Tamara es doctora en Derecho Comercial, recibida como tal en la Universidad de París. Tiene un extraordinario nivel académico de preparación y, miren ustedes, ojalá acepten todos debatir con ella. Sin embargo, no tienen el doctorado, pero hay otros nombres de una envidiable preparación personal y académica, y otros por sólo aparecer en demasía en las redes sociales creen tener ya un nivel para tan alta competencia. Esto hará la cosa INTERESANTE.

En fin, para este torneo presidencial nos encontramos con una gran cantidad  de candidatos, esperemos que todos con el mismo objetivo: salir lo más rápido posible de este modelo político que ha destruido nuestro país. A muchos de los candidatos, realmente, se le ven las costuras, y se postulan, simplemente, para que ver qué provecho se puede sacar. Hemos sido constantes en tratar de opinar a favor de un cambio real en el manejo del sector opositor, para que sea una plataforma donde, verdaderamente, estemos todos representados de forma honesta y sincera, pues solo así lograremos un cambio real y significativo. Hemos resistido, insistido y persistido para lograr este cambio. Ojala y la aparición de nuevos candidatos permita esclarecer el escenario electoral.

@freddyamarcano

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