22 de noviembre de 2024 5:04 AM

La historia del despojo inglés en Guayana Esequiba

El tema de la reclamación de Venezuela del territorio Esequibo volvió a acaparar la atención nacional tras el fallo emitido el pasado 6 de abril por la Corte Internacional de Justicia en el que validó los argumentos expuestos por el Estado venezolano el 17 de noviembre de 2022 y reconoció que puede revisarse la conducta ilícita y fraudulenta del Reino Unido en el Laudo Arbitral de París de 1899 y, además, dejó clara la existencia y vigencia del Acuerdo de Ginebra de 1966.

En forma unánime, la opinión pública nacional se ha pronunciado de manera categórica ratificando que la Guayana Esequiba nos pertenece por historia y por ley y ha respaldado las acciones del gobierno del presidente Nicolás Maduro, en función de agotar los recursos para que se dicte una sentencia favorable y/o se llegue a un acuerdo satisfactorio con el vecino país, que permita recuperar los casi 160.000 kilómetros que el Imperio Británico se apropió de manera ilegal.

Más allá del obligado debate sobre los escenarios políticos y jurídicos que se le presentan a Venezuela a partir de la decisión de la CIJ, es necesario recapitular sobre el modo en que los ingleses ocuparon el Esequibo, no solo en uno, sino en varios momentos históricos, a pesar de que esa región le pertenece a Venezuela desde tiempos inmemoriales.

Despojo tras despojo

En el año 1777, el imperio español creó la Capitanía General de Venezuela mediante Real Cédula del rey Carlos III, que significó un acto administrativo para unificar en lo político, lo económico y lo militar varias provincias que permanecían separadas. 34 años después, el 5 de julio de 1811, el pueblo de Venezuela y su gobierno patriótico firman el Acta de Independencia de la corona española, luego de una larga guerra de liberación. Obviamente, apelando al principio jurídico que se conoce como Utis Possidetis Juris (‘como poseéis de acuerdo al derecho, así poseeréis’), la nueva República de Venezuela heredaba la totalidad del territorio que pertenecía a la desaparecida Capitanía General, y se establece el río Esequibo como frontera oriental.

Los holandeses controlaban la mayor parte del área ocupada actualmente por las repúblicas de Guyana y Surinam. Sin embargo, en 1814, al final de las guerras napoleónicas, Gran Bretaña obligó a Holanda (ahora Países Bajos) a cederle su territorio al oeste del río Corentyne. El Tratado de Londres, firmado el 13 de agosto de ese año, obliga a Holanda a cederle sus posesiones en Demerara, Esequibo y Berbice.

Por esa razón, cuando Simón Bolívar proclama la Gran Colombia con la firma de la Constitución en el Congreso de Cúcuta, en 1821, es ante Gran Bretaña a quien la nueva República se ve obligada a protestar las continuas invasiones de colonos ingleses a territorio venezolano, delimitado en el río Esequibo.

El artículo 6 de esa Constitución expresa que “El territorio de Colombia es el mismo que comprendía el antiguo Virreinato de Nueva Granada y de la Capitanía General de Venezuela”.

De manera subrepticia, colonos británicos rebasan el río Esequibo y ocupan tierras en la costa baja del Moruca y Pomerún. De inmediato, el año 1822, Simón Bolívar protesta de manera enérgica y emite la siguiente proclama: “Es absolutamente indispensable que dichos colonos, o se pongan bajo la protección y obediencia de nuestras leyes, o que se retiren a sus antiguas posesiones”.

Posteriormente, el año 1825, el imperio de Gran Bretaña reconoce la independencia de la Gran Colombia y a la Guayana Esequiba como parte integral de la nueva República.

Luego, en 1830, con la separación de Venezuela de la Gran Colombia, el país establece en el artículo 5 de su nueva Constitución, que: “El territorio de Venezuela comprende todo lo que antes de la transformación política de 1810 se denominaba Capitanía General de Venezuela”, quedando ello como prueba fehaciente de la soberanía de Venezuela sobre la región Esequiba.

La infame Línea Schomburgk

No obstante, ese reconocimiento por parte del imperio británico, en 1835, el gobierno inglés envía a Robert Hermann Schomburgk, un botánico y explorador, para que elabore un mapa de la zona, sin consultar con el Gobierno de Venezuela.

Schomburgk, arbitrariamente, traza una línea al oeste del río Esequibo como la nueva frontera de la entonces colonia británica con Venezuela, mapa que pocos años después, en 1840, el mismo Schomburgk modifica, trazando una segunda línea, que se publica en Londres en un mapa a partir de la cual la Guayana Británica pretende anexarse 141.939 kilómetros cuadrados.

La segunda línea Schomburgk fue tan prolongada que llegaba hasta la desembocadura del río Orinoco.

Esta situación provoca, el año 1841, que el ministro venezolano Alejo Fortique exigiese al Gobierno británico el retiro de los postes colocados en los puntos establecidos por la segunda línea Schomburgk, ante lo cual el Gobierno británico retira las demarcaciones o hitos establecidos arbitrariamente, reconociendo así la soberanía venezolana.

Finalmente, en 1850, Gran Bretaña y Venezuela firman un acuerdo en el cual se comprometen a no ocupar el territorio en disputa entre la segunda línea Schomburgk de 1840 y el río Esequibo.

Tal convenimiento establecía que ambos gobiernos se comprometían a no “emplear la fuerza para ocupar el terreno que cada parte pretende”.

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