El pasado viernes 21 de octubre se cumplieron 70 años del asesinato por funcionarios de la Seguridad Nacional de Leonardo Ruiz Pineda, quien estaba al frente de la clandestinidad de Acción Democrática y cayó muerto de un balazo en la cabeza en las primeras horas de la noche de ese mismo día, en la calle principal de San Agustín del Sur, a la altura de la entrada del pasaje 7, conocido como de “la cocinera”. Los señalados como los asesinos fueron Daniel Augusto Colmenares, le llamaban “Suelespuma,” y Francisco Ramón Matute, el autor del disparo mortal.
A esta muerte la siguió la del también abogado Gerardo González, quien era el dueño del auto Buick, color blanco, placas del Distrito Federal, N° 10.256 y se lo había prestado a su socio y abogado David Morales Bello, en la oficina en la que operaban, en la esquina de Cují, para que “hiciera una diligencia”.
Siempre se reunían en un bar de Sabana Grande llamado El Chicote. Morales regresó al lugar y le devolvió las llaves del carro, diciéndole que lo fuera “a buscar a la Seguridad Nacional”, que para entonces estaba situada en Puente Paraíso. A las puertas de este cuerpo fue victimado este jurista que no era militante político.
En estas siete décadas han salido a la luz pública numerosos hechos que quedaron en la historia, pero que señalan a varios personajes, en especial Morales Bello y en segundo lugar Betancourt. Ocurre que previamente al acontecimiento, detrás del cine Alameda en el mismo San Agustín, se llevó a cabo una reunión a la que asistieron Ruiz Pineda, Jóvito Villalba y Pompeyo Márquez, el Santos Yorme y jefe de la clandestinidad del PCV, a quien acompañó Eloy Torres.
De dicha reunión salió el acuerdo de apoyar al margariteño en los comicios previstos para el 30 de noviembre. Pero ocurre que Betancourt estaba en contra de la alianza de AD con los comunistas. Para entonces, el fundador de AD era huésped de Luis Muñoz Marín, quien era el gobernante que tenían los yanquis en su colonia de Puerto Rico y de ahí surgió la consigna de “América para los americanos” que Betancourt traía en cartera cuando cayó Pérez Jiménez.
Ese amplio historial recoge además los nombres de Leoncio Dorta y Segundo Espinoza, quienes iban en el auto con Ruiz Pineda y el primero pudo huir con Morales Bello. No así el segundo, quien recibió una planazón de Pedro Estrada, y hoy está enterrado en el Cementerio General del Sur con el mismo Ruiz Pineda y Valmore Rodríguez.
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