Japón regalará a Estados Unidos 250 cerezos para simbolizar la amistad que une a las dos naciones desde hace siglos y que ha hecho florecer el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, plantando uno de los árboles ofrendados en suelo de la capital estadounidense.
Kishida anunció el obsequio este miércoles desde los jardines de la Casa Blanca, en el marco de la ceremonia de bienvenida a la visita de estado, hospedada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
«Igual que los residentes locales han podido proteger esos cerezos, la relación entre EE.UU. y Japón ha sido durante años alimentada por muchas personas que aman el país del otro», dijo el líder nipón en su discurso durante la recepción.
Una acción que -aunque ahora a más pequeña escala- se repite, puesto que en 1912, el entonces alcalde de Tokio, Yukio Ozaki, regaló a Estados Unidos 3.000 cerezos en flor para celebrar la amistad entre las dos naciones.
Una relación que, en esta ocasión, Biden calificó de «irrompible» y de la que quiso destacar la «sólida» cooperación en el área de defensa.
Además, para realzar el buen entendimiento entre ambos países, Kishida plantó este mismo miércoles por la tarde un cerezo en la explanada del parque National Mall, después de una reunión con el mandatario estadounidense en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
Dicho plantío se produjo poco antes de que alrededor de 300 árboles -entre ellos 158 cerezos- se retiren del embalse de mareas adyacente al río Potomac en Washington, debido a un proyecto de rehabilitación de la zona para hacer frente a las inundaciones intensificadas por el cambio climático.
El resto de los árboles regalados está previsto que se planten en la cuenca del agua que está en el centro de Washington y que está rodeada de monumentos a los líderes de la nación, como Franklin Delano Roosevelt, Thomas Jefferson y Martin Luther King Jr.
La estancia del primer ministro japonés a la ciudad coincide con la recta final del Festival Nacional de los Cerezos en Flor, que dio el pistoletazo de salida el 20 de marzo y que acabará el próximo 14 de abril después de casi cuatro semanas de desfiles, exposiciones, mercados y espectáculos.
Esta florecida fiesta, que encuentra sus raíces en el obsequio de Ozaki hace más de un siglo, ha hecho de estos árboles centenarios un símbolo y una atracción turística que, de media, atrae a 1,5 millones de turistas a la capital estadounidense durante la temporada de floración.
Hacía nueve años que ningún gobernante nipón realizaba una visita oficial a Estados Unidos y, en este caso, Kishida llegó el pasado lunes a Washington para participar en una cumbre trilateral en la que participarán EE.UU., Japón y Filipinas.
Con información de EFE
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