244 migrantes venezolanos, 186 hombres y 58 mujeres, se suicidaron en Colombia entre enero de 2017 y julio de 2022.
Espectador de Caracas/ En Frontera
La mayoría de los casos se registraron en 2021, cuando hubo 76 fallecimientos, 62 de hombres y 14 de mujeres. Los sucesos se presentaron en 19 departamentos, de los que Antioquía, Santander, Atlántico, Valle del Cauca y Norte de Santander tuvieron la tasa más alta.
2017 fue el año que menos casos de suicidios de migrantes registró, de acuerdo con el reporte del Instituto Nacional de Medicina Legal de Colombia, que señala un total de 16, de los que 12 eran hombres y 4 mujeres. En esa ocasión, la mayoría se registró en Norte de Santander y La Guajira.
En 2022, hasta el mes de julio se registraron 38 suicidios, 26 cometidos por hombres y 12 por mujeres. Norte de Santander, Santander y Bogotá acumulan la mayoría de los casos con 7, 5 y 5 casos, respectivamente.
La data de los 6 años revela que Norte de Santander es la región donde más se suicidan los migrantes venezolanos (35 casos), seguida por Bogotá (27) y Atlántico (25).
El departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela, ha sido el más complejo para la integración socioeconómica de los migrantes venezolanos, debido a factores económicos como alta tasa de desempleo, informalidad e inflación. Además, hay múltiples problemas sociales, como la activa presencia de grupos armados, asi coo de bandas criminales vinculadas al tráfico de drogas y redes de trata de personas y de explotación sexual de féminas en situación de vulnerabilidad.
En la región, la mayoría de los migrantes sobrevive con trabajos eventuales o con empleos con alta carga laboral y salarios tan bajos que no les permite a muchos cubrir todos sus gastos básicos ni planificar su desarrollo.
A pesar de los esfuerzos de la cooperación internacional por desarrollar en la zona programas de atención humanitaria, estos tienen un alcance de sólo un porcentaje de migrantes venezolanos.
Aunque hay diversas alternativas para la atención de los migrantes en caso de crisis emocionales y situaciones de estrés, estos poco recurren a ellas por falta de recursos económicos y tiempo.