La “hora loca” empieza en ese apartamento caraqueño a las 8 de la noche los miércoles y domingos. El agua es un lujo para esa familia formada por dos mujeres, un hombre y un niño pequeño (tres años de edad). El nené cree que es normal que el líquido con el que se baña y le preparan los alimentos salga de un tobo. ¿Exagerado? El más reciente informe de Monitor Ciudad -presentado en enero pasado- determinó que “de las 168 horas que tiene una semana, las tuberías pasan en promedio más del 65% del tiempo vacías”.
Por: El Espectador de Caracas con información de Contrapunto
Incluso “una persona que no posea tanque de agua en su hogar puede pasar 14 horas a la semana recolectando agua”.
En estas condiciones Venezuela conmemora -difícilmente celebra- el Día Mundial del Agua, una efeméride establecida por Naciones Unidas. El Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 establece que debe haber “agua y saneamiento para todos antes de 2030”, meta que parece difícil de cumplir en el país.
La falta de agua, y también, la calidad de la poca que llega, tienen impacto en la salud. Rafael Orihuela, exministro de Sanidad, explica que ambos aspectos inciden en la piel y en el sistema gastrointestinal.
Las personas que no pueden asearse adecuadamente pueden presentar sarna, como lo indicó Orihuela en una entrevista este lunes. La ropa mal lavada puede causar alergia por el contacto con los detergentes, en las zonas de roce de la piel aparecen lesiones que pican, la persona se rasca, se rompe la piel y se abre la puerta a las infecciones, detalló. En la ropa sucia, guardada a la espera de que el agua llegue, crecen los hongos.
Según Orihuela el agua es una de las principales razones por las cuales aumentó en Venezuela -de 2 millones a 3 millones al año- el número de casos de diarrea en niños de menos de cinco años. Por otra parte la carencia de gas y de servicio de electricidad continua impiden que se cumpla con la premisa de hervir el agua de consumo por al menos cinco minutos.