Ricardo Gil Otaiza: Micro reseñas

Hablando de brevedad, estoy desarrollando lo que podría definir como micro reseñas en las redes (específicamente en Instagram), con el fin de que aquellos que deseen conocer una obra representativa de un determinado autor, puedan hacerlo en pocos segundos y se “empapen” de lo que el libro o el autor significan en nuestro contexto venezolano, o en el mundo, independientemente de la lengua, ya que me adentro en diversos libros de autores que de algún modo han dejado una impronta profunda en las letras.

Hasta ahora llevo relativamente pocas reseñas (45 en total), pero a pesar de la brevedad, o precisamente por ella, el trabajo es lento y detenido, si se quiere complejo, porque no es del todo fácil conjuntar y amalgamar en pocas palabras lo que cada obra representa, y mucho menos la trayectoria de cada una de esas luminarias. En realidad, mi proyecto es reseñar todos aquellos libros y autores que de alguna manera me han marcado como lector, y transmitir o traspasar esa experiencia (si es que esto es posible) a quienes leen el texto y que esto los impulse a buscar la obra y leerla, o a bajarla de la estantería si es que allí duerme sin atención alguna, e internarse en su territorio.

Llevo muchos años haciendo la tarea de reseñista y de crítico literario, lo que me permite no perderme abiertamente en los entresijos de obras densas, o de difícil acceso para el lector común, y centrarme en sus aspectos más relevantes y sin caer en lo que hoy llamamos “spoiler”, o revelación del contenido, lo que obviamente desalienta al lector porque pierde de un plumazo esa tensión inherente a ir descubriendo los nudos de las tramas, y avizorar por su propia cuenta un hipotético final, lo cual es parte fundamental del gozo de una obra. Yo en lo particular me molesto mucho cuando esto sucede, y a veces son los propios editores quien caen en la tentación de hacerlo en las contratapas de los libros, lo que, a mi manera de entender el hecho literario, es un verdadero abuso.

El criterio de selección de estos 45 libros que van hasta hoy, no ha sido metódico ni mucho menos científico, sino que llego a la estantería, miro los libros y la intuición me lleva a estirar el brazo y tomar el libro que en ese instante me llame la atención, y lo hago así porque soy un lector sin método y sin orden, leo lo que cae en mis manos sin mayores consideraciones de otra naturaleza, y créanme, me ha dado resultado, porque me quita de encima el peso de la culpa al no llevar un registro de las obras, a no tener los ejemplares clasificados según tendencias o géneros, a ser compulsivo en lo literario, lo que en cierta medida es un “orden”, es decir, mi propio orden, ya que sé de memoria en dónde está cada ejemplar, qué falta en un espacio hallado en el anaquel, y procedo en consecuencia a retornar a su lugar el faltante, que mi memoria atesora en una suerte de nube.

Obviamente, a pesar del desorden que les he comentado, cada reseña sí lo tiene, porque ello responde a razones de orden argumental y hermenéutico, por lo que deberán estar en ella todos los elementos que les permitan a los lectores tener una visión panorámica de la obra y del autor, porque de lo contrario sería contraproducente, ya que los llevaría a imprevisibles equívocos que serían imperdonables, porque una reseña presenta una obra, nos invita a conocerla, nos tiende una mano para que juntos avancemos sin tropiezos en sus senderos, y de alguna manera nos la pone en las manos.

Las reseñas buscan ser objetivas per se, pero están escritas por un lector y escritor y ello trae consigo gustos y preferencias, y es lógico que suceda. Quienes reseñamos y criticamos libros y autores tenemos muy afilados los dardos, lo que a veces nos lleva por agrestes caminos que no son convenientes, y es así como buscamos hacerlo tratando en la medida de nuestras posibilidades deslastrar los textos de supuestas inquinas, odios y preconcepciones, para acercarnos a las obras con mirada sincera y abierta al hecho universal de la literatura.

En el presente caso, todas las micro reseñas que he publicado en mi cuenta de Instagram (una_linea_indecisa), responden a libros y autores que han sido parte de mi formación como lector y escritor, y a los que atesoro con inmenso cariño y gratitud, son libros de cabecera, obras a las que regreso permanentemente y las releo con el gusto de siempre y hallo cada vez nuevos elementos que sedimentan mis opiniones y mis gustos. Rara vez la relectura me empuja a abandonar definitivamente a un libro, o a denostar de un autor, y cuando ha sucedido me digo, no sin razón, que ello se debe a las nuevas circunstancias bajo las cuales he regresado a la obra, a mi estado de ánimo, a la pérdida de algunos referentes, y hasta el paso del tiempo, que cambia nuestra mirada de la vida y del mundo, y de sus difíciles circunstancias.

He reseñado, entre otras: Un hombre en la oscuridad de Paul Auster, Libro del desasosiego de Fernando Pessoa, Travesía del horizonte de Javier Marías, Delirio de Laura Restrepo, La noche del oráculo de Paul Auster, La llama doble. Amor y erotismo de Octavio Paz, El último encuentro de Sándor Márai, La fiesta del Chivo de Vargas Llosa, El lobo estepario de Hermann Hesse, Mi camino de Edgar Morin, Cien años de soledad de García Márquez, El Quijote de Cervantes, Los detectives salvajes de Bolaño y Los buscadores de oro de Monterroso.

rigilo99@gmail.com

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