Gonzalo Oliveros Navarro: Mamá Corina

Transcurridos exactamente 150 dias desde la fecha en la cual María Corina Machado resultó electa candidata de la Plataforma Unitaria por votación popular, ante la circunstancia que todos conocíamos pero que algunos prefirieron ocultar o desmentir, en el sentido que ella no podría postularse a la presidencia de la república por la arbitrariedad gubernamental, ha sido designada en su sustitución la doctora Corina Yoris Villasana.

Según leímos ayer una vez anunciada su decisión, se le ha atribuido la misión de llevar a la victoria electoral por parte de la citada plataforma, a una distinguida dama tarbesiana con distintos lauros académicos y escasísima vinculación a la actividad política salvo la de haber sido miembro de la comisión de primaria que organizó el evento del pasado octubre quien, sin embargo, tiene dos atributos que en lo personal originan, en lo que a mí concierne que, mientras ocupe la posición para la que se le designó, la denominaré Mamá Corina, a saber, el ser mujer y adicionalmente formar parte del estelar elenco del staff de la tercera edad y al respecto empezaré por lo último.

En un país que especialmente desde el año 2007 ha privilegiado lo que he denominado la osmelización de la política –por Osmel Souza- donde el liderazgo debería ser preferiblemente joven y mientras más mejor y se demeritaba todo lo que pareciere viejo, respecto de lo cual las mejores declaraciones al respecto se las he escuchado al doctor Calderón Berti, el que la persona elegida esté ya más cerca de tercera base, sino del home, que de la segunda base, implica un cambio conceptual que no es menor. Se ha reconocido que ninguna persona en la actual situación el país, está demás y que todos somos necesarios, pero adicionalmente se ha elegido para ocupar la posición a una mujer de esas características que es lo más parecido a la mamá o la abuela de alguno de nosotros y de allí el porqué, mientras sea candidata, la llamaré Mamá Corina.

Hace algunos años, estando ya residiendo obligado en Bogotá, escribí que el país necesitaba ser dirigido por un médico, no refiriéndome específicamente a un galeno sino a una persona que fuere capaz de sanar las heridas que se han generado estos 25 años, en lugar de abrirlas o ponerles sal y una persona como Mamá Corina, por mujer, por madre y por adulto mayor representa esa persona a la cual me refería.

Su designación, sin embargo, no deja de sorprender, vistos los actores involucrados en la misma.

Quienes adoptaron la decisión han elegido para representarlos a una dama que no ha hecho vida política; así, en este primer cuarto de siglo, es ella la segunda persona que, sin tener esa condición, aspira a dirigir el país. Lo hizo efímeramente el dr. Carmona Estanga y ahora le correspondería a ella, de materializarse su aspiración. Ello, nadie lo dude, implica una derrota de los políticos que ellos mismos se infligieron, lo que debería llevar a un análisis interno.

Seguramente quienes adoptaron la decisión compararon las tres ocasiones en las cuales en el siglo pasado, una situación como la que ocurre en Venezuela se planteó en nuestro continente, a saber, la Perón –Cámpora en Argentina, la Pinochet Aylwin en Chile y la Ortega-Chamorro en Nicaragua, optando por esta última, a pesar de la diferencia que de seguidas señalo.

Los jóvenes lectores de esta columna deben saber que, una vez caída la dictadura de Anastasio Somoza en la tierra de Rubén Darío, el sandinismo liderado por Daniel Ortega tomó el poder. Violeta Barrios de Chamorro formó parte el año 1979 del primer gobierno de aquél –la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional- solo por un año para después pasar a la oposición. Así en el año 1990, luego de diez años de hacer oposición desde el periódico La Prensa de su propiedad, enfrento electoralmente al sandinismo gobernante y ganó.

Reza la historia que el señor Ortega –quizás entrenando para su actual gestión gubernamental- se negó a entregar el poder y solo consintió hacerlo cuando se le garantizó que no habría persecución en su contra, lo cual logró a través de acordar con la vencedora –y las naciones que apoyaban a esta, entre ellos la Venezuela de Carlos Andrés Pérez II- que la persona que ocuparía el ministerio de la defensa durante el período presidencial, sería Humberto Ortega, hermano del presidente saliente, lo cual se cumplió a cabalidad.

Bajo esas premisas, si se repite la historia –y ello normalmente no ocurre de manera similar- el gobierno venezolano exigirá de Mamá Corina, quien a diferencia de la señora Chamorro no tiene experiencia política alguna, similares garantías de cumplimiento, contra las cuales conspira cualquier expresión que ella en el pasado hubiere hecho pública respecto de exigencia de responsabilidad y cárcel para los actuales gobernantes o las que en el presente y en lo adelante manifieste. Si a pesar de estas existir, las garantías que los gobernantes reciben son confiables, quizás se le permita competir el 28 de julio próximo, quizás.

La decisión de Mamá Corina de aceptar el testigo que se le ha confiado es absolutamente respetable y evidencia el compromiso de la misma con la restauración de la democracia, mas ello tiene que ser acompañado de otros gestos, entre ellos el desprendimiento.

Ya no es ella parte del equipo de un movimiento político sino la representante de todos los factores que la llevaron a esa posición y a todos debe consultar, pero además debe abrir líneas de comunicación, no solo con quienes gobiernan el país para transmitirles confianza, sino adicionalmente con los otros factores políticos que en este hacen vida a los fines de incrementar la base de apoyo con la que parte.

Si Mamá Corina logra transmitirle al gobierno confianza, las posibilidades de que ella compita en la elección presidencial son amplias, por el contrario, si no existen –y admito que soy poco optimista al respecto- nadie dude que los abogados que integran como magistrados el Tribunal Supremo de Justicia, harán la tarea respectiva y la inhabilitaran, en tanto que el gobierno dirá que, por ser este un órgano independiente, sus decisiones se ajustan al Acuerdo de Barbados, por lo que cualquier sanción internacional que se aplique sería injustificada, más aun cuando que Mamá Corina fue postulada, de manera pública por María Corina Machado.

A la espera quedamos entonces de ver el éxito de Mamá Corina en la gestión encomendada; mientras tenga la condición de candidata así la denominaré, lo que solo cambiará si logra ganar las elecciones o en su defecto si se ve precisada a retornar a sus actividades académicas. Así responsablemente lo afirmo.

Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural

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